Para sugerencias, dudas, reclamos o orientación espiritual, hable con Pr. Irineu Silva, responsable por el trabajo de la Iglesia Universal del Reino de Dios en República Dominicana.
La conciencia
Como “… lámpara del Señor es el espíritu del hombre” (Proverbios 20.27), y a través de la cual Él escudriña todo el más intimo del cuerpo, así también debe ser el papel de la conciencia humana delante de Dios. Quizás ella hasta sea el “chip” del alma, donde guarda informaciones del estado espiritual de los seres humanos, a fin de servir como testigos en el día del juzgamiento final. Pues, como enseña las Escrituras:
“Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados; porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos, en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio”. (Romanos2.12-16)
En resumen, aquellos que no tuvieron la oportunidad de oír la palabra de Dios, serán juzgados de acuerdo con la propia conciencia. Pero, a los convertidos, el Espíritu Santo dice: “Este mandamiento, hijo Timoteo, te encargo, para que conforme a las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti, milites por ellas la buena milicia, manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en cuanto a la fe algunos”. (1 Timoteo 1.18,19).
Con eso, vemos que es muy importante para la salvación eterna el hecho de mantenerse una buena conciencia, ya que ella opera de forma individual como termómetro de la espiritualidad cristiana. Si el cristiano no se importa con su mala conciencia y convive con ella, mismo cumpliendo otras obligaciones religiosas, aun así es cierto que, temprano o más tarde, él naufragará en la fe y perderá la salvación, a ejemplo de personas como Himeneo y Alejandro, ex–compañeros del apóstol Pablo.
De una forma medio dura, podemos comparar la conciencia al hígado. Cuando se ingiere algún alimento nocivo al cuerpo, inmediatamente, él manifiesta su desagrado, provocando mal-estar y dolor de cabeza. De la misma forma es la conciencia humana: cuando se procede de forma contraria a los principios de la fe cristiana bíblica, ella luego manifiesta una reacción. De la misma forma, como el dolor físico emite una señal de alguna cosa errada, así es la conciencia humana.
Podemos considerarla como defensora de la fe agradable a Dios. Al sentirse herida, ella reacciona en el corazón, golpeándolo como una señal de rechazo. En el caso de sus señales de alerta sean siempre ignorados, la conciencia puede tornarse insensible y cauterizada. En este caso, es como si ella estuviera en pecado contra el Espíritu Santo.
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